martes, 30 de septiembre de 2014

Tu mamá rara

Pasa el tiempo y aprendo muchas cosas. También descubro cosas de mí que influyen mucho mi manera de relacionarme contigo y de cuidarte.

Hace unos días hice un examen de personalidad y en el área de crianza de hijos me decía que mi forma de enseñar es muy caótica. Disfruto verte experimentar y me cuesta trabajo poner límites porque prefiero que tú sola descubras las cosas. Decía que me arriesgo a tener una autoridad inconsistente y que podría necesitar ayuda de mi esposo para poder poner reglas claras.

Lo cito porque describió muy bien lo que he estado haciendo los últimos 2 años. Creo que es un método muy instintivo, pero eso te ha vuelto una niña con muchos deseos de independencia y de hacer las cosas sola y a tu manera. Es un poco difícil. Pero tu papá me ayuda mucho a no ser tan salvaje. Quiero que seas libre pero también quiero que tengas en mí un apoyo firme.

Como verás, es un constante ejercicio para mantener el equilibrio. Tengo que enseñarte a hablar sin descuidar tu alimentación, o tu pañal, o tus habilidades motrices. Tengo que jugar contigo pero enseñarte a que sepas jugar sola y dejarme hacer un poco de trabajo doméstico. Tengo que involucrarte en las actividades de la casa sin exigirte mucho más de lo que corresponde a tu edad.

Rezaré mucho para poder ser la mamá que necesitas. Te amo, y tu papá también te ama mucho. Todas las noches se acuesta junto a ti para que puedas dormir. En las mañanas, si no he despertado, vas a mi cama y te subes para echar la flojera conmigo un ratito. Es muy agradable.

Espero poder sentarme a escribir algunas anécdotas, te dará risa leerlas.


martes, 6 de mayo de 2014

A mi hija adolescente

Tuve una idea hace un momento, y quisiera escribirla porque me pareció muy interesante:

La adolescencia es una época para cuestionar. Muchos nos alejamos de nuestras raíces, en un acto de independencia. Nos alejamos de nuestra familia, de nuestra religión, de nuestros valores, de las costumbres que nos rodean. Algunos regresamos a la fuente después de unos años, algunos se pierden para nunca regresar.

Yo lo resumiría en un consejo que espero que pueda darte algún día y que puedas entenderlo:

Ser adolescente es aprender a ser independiente. No significa abandonar y negar todo lo que te enseñamos, sino que por primera vez, creerás por convicción, actuarás por convicción... vivirás por convicción. Puedes cuestionar lo que quieras (realmente, lo que quieras), pero con una motivación detrás: encontrar la verdad de las cosas, y experimentarlas por ti misma. Quizá hasta ahora no te has permitido descubrir muchas cosas, y te has dedicado a seguir nuestro ejemplo y enseñanzas. Ahora es momento de alzar el vuelo, de preguntar, de buscar entender.

Hay una manera, un criterio que te debe guiar en tu camino: los valores que hemos tratado de inculcarte estos años. Sabes que para mí el amor es lo más importante. Que sea, pues, el amor el que te guíe. Sólo el amor hará de tu búsqueda una experiencia en la cual te encontrarás y te conocerás a ti misma... en lugar de perderte y dejar de saber quién eres. Te invito a que nunca pierdas el respeto por ti misma, que no descuides tu cuerpo, tu mente y tu alma. No necesitas vivirlo todo de cerca para aprender. También se aprende al decir "no". Desde ahora rezo para que sepas elegir a qué arriesgarte y a qué no. Será una decisión personal, tuya, tuya. Yo sólo puedo ofrecerte mis consejos, pero no puedo vivir esta etapa por ti.

Quiero que sepas una vez más que te amamos y deseamos que seas una mujer plenamente feliz. Todos los caminos buscan lo mismo, pero no todos llevan al mismo final. Elije con cuidado. Vive apasionadamente y no tengas miedo, pero fíjate hacia dónde diriges tus pasos.

¿Qué quieres encontrar en tu vida?

Dios está conmigo esta tarde que te escribo. Y sé que también está contigo mientras lees esto. Por eso me encanta y confío en Él.

Te amo, te amo, te amo.

Sinceramente,
tu mamá que viaja en el tiempo.

martes, 7 de enero de 2014

Reencuentro

Hermosa Nerea:

Ya ha pasado más de un año desde la última vez que escribí algo en este espacio. Han pasado muchas cosas que me han hecho querer venir a escribir, pero como diría tu papá, es mejor hablarte en persona y en general disfrutar la vida real.

Sin embargo, quiero compartir algo especial. Como quizá ya sabes, mi amiga Ale me regaló un libro de Laura Gutman el día de tu bautizo, el cual me ayudó a tomar consciencia de muchas cosas, como el saber apapacharte y a conocer las historias de otras mamás que me han iluminado nuestra propia historia.

Llevamos 1 semana contigo muy enferma: pasaste 3 días sin comer, con tos fuerte y además con diarrea desde un mes antes de eso. Hoy quise pasar el día contigo, sin salir, y a eso de las 8pm yo ya no podía más. Me puse a rezar por tu salud, invocando al Espíritu Santo, y me puse a buscar videos de Laura Gutman en youtube en búsqueda de cierta iluminación. Encontré un video que resumía el libro que tengo, y me puse a reflexionar sobre por qué podrías estar enferma. Llegué a mis conclusiones y pensé en compartirlo contigo.

Fue así que terminé desahogándome mientras tú me mirabas acostada en tu cama. Hablé bajito y lloré en silencio, y tú te quedaste atenta en todo momento. Fui por un kleenex, y cuando me viste usándolo, te sentaste, tomaste el kleenex y espontáneamente comenzaste a secarme las lágrimas. Lo cual claramente me hizo llorar más, pero también me hizo sonreír. Te abracé un momento, nos acurrucamos, y te quedaste tranquilamente dormida.

Moraleja, lo más breve posible: creo que he sido una mamá muy distraída que no descubre todas las maravillas de la bebé con la que comparte su existencia. Creo que ese es el mensaje que has querido darme a través de tu enfermedad.

Ya te pedí disculpas en persona hace un momento, pero quiero escribirlo también aquí. No he sido la mejor mamá que podría ser, pues me quedé atorada en "no quiero ser mamá todavía, no sé cómo hacerlo", y he querido esperar "tiempos mejores", sin apreciar esta etapa de nuestra vida, cuando apenas aprendo a existir con tu papá, cuando he tenido que dejar de hacer lo que amo en la Iglesia, cuando tenemos un depa pequeño lleno de cajas porque el carpintero se fracturó una costilla y no nos ha entregado, cuando tu papá trabaja y estudia y llega siempre cansado, y cuando yo me hago bolas tratando de cuidarte, limpiar, cocinar (se supone) y tener "tiempo para mí" (que se convierte en tiempo perdido en la computadora).

Quiero amarte mejor (o sea, ya te amo y siempre te he amado, pero cada día voy aprendiendo). Quiero ser, en general, la mamá que necesitas, y también la mamá que deseas (y ojalá ambas cosas sean lo mismo). Y deseo lo mismo para tu papá. Ojalá poco a poco logremos que aceptes sus apapachos, juegos y consuelos. De momento huyes de él y vienes conmigo cuando te caes, te sientes mal, o tienes sueño. Supongo que el tiempo irá acomodando las cosas.

De momento, y en cuanto te cures, tenemos que terminar de enseñarte a caminar, porque te rehúsas a hacerlo sin tomar a alguien de la mano.

Me despido por ahora, hermosa mujer. Gracias por el día que compartimos.

Te amo, con todo mi ser, para siempre.
Tu mamá.

martes, 23 de octubre de 2012

23/Oct/2012 - Bienvenida

Hola Nerea:

Te escribo esta nota mientras duermes a mi lado. Ya llevamos 2 meses teniéndote con nosotros, y te amamos más que nunca. No hemos escrito desde que naciste: aunque eres muy linda he de confesar que demandas gran tiempo (como debe ser y suele ser). No vivimos juntos aún, pero tu papá viene durante el fin de semana y me ayuda a cuidarte.

Hay muchas cosas que decir de estos primeros meses contigo, algunas las documento en un cuaderno con la esperanza de crearte un álbum donde pueda hacer un registro un poco más ordenado, otras no he sabido cómo escribirlas. Puedo decirte brevemente que tengo momentos en los que me haces la mujer más feliz del mundo, y otros en los que extraño a tu papá y me siento muy sola, sobre todo cuando lloras y no sé cómo calmarte. Hay días que me siento llena de energía y momentos en la noche en los que siento que no puedo más. Dicen que es normal estar tan confundida... a pesar de todo, siguen siendo más los buenos momentos que los difíciles. Coronel me dijo hoy que te ponga en manos de Dios y aprenda a ver más allá de lo psicológico. Creo que seguiré su consejo.

Sobre todo quería decirte que tenerte conmigo me ilumina la vida.

Te amo, mi pequeña hermosa Nerea.

Tu mamá.

martes, 14 de agosto de 2012

Pequeña nota del P. Coronel

Super Nerea:

Dile a tu mami que estás más en las manos del Padre que en las de todos los demás (médicos y ella incluidos). Y que no pasa nada (aunque tú dejes de nadar algunos momentos, ya pasaron las olimpiadas) porque ella se pone tensa: dile que tiene derecho a ponerse así, pues es una chica como Dios manda. 

Y dile que, para que quede muy claro que estás en las manos del Padre (más padre que el super cuadro de Rembrandt) , dile a tu mami que el P. José A. ya te tiene metida en su misa de todos los días.

Y salúdamela please.

P. José A.

15/Agosto/2012 12:30 am


Mi pequeña Nerea:

No sé cuánto notas lo que sucede mientras sigues dentro de mi vientre, pero tal vez sí has alcanzado a notar varios cambios que se han dado los últimos días.

El lunes 6 de Agosto nos diagnosticaron oligohidramnios (que en griego significa “poco líquido amniótico”). Eso nos llevó a estar internadas en el Hopsital de la Mujer durante 4 complicados días, en los cuales estuve en reposo, conectada a un suero, rigurosamente vigilada. Nunca había estado en un hospital más de unas horas, por lo que sufrí bastante. También me hacía enojar que no todos los médicos sabían tratarte con cariño: algunos sin más me aplastaban la panza con el aparato que te mide los latidos del corazón, o tocaban mi vientre para ver tu tamaño sin poner demasiado cuidado en no lastimarte. Pero qué le hacemos… no todo el mundo le tiene cariño a una desconocida (aunque eso nunca justifica que te traten mal). Otra dificultad fue que tu papá no pudo visitarnos, salvo un par de minutos el miércoles. Fue muy difícil estar lejos de él tantos días.

Finalmente salimos, gracias a Dios, sin que hubieran tenido que sacarte antes de tiempo. Estaremos en reposo hasta que nazcas. Pero es un consuelo estar en casa: al menos puedo comer cuando me da hambre, estar con Guadi, Giovanna, tu abuela o Manuel, estar en la compu, leer. No me acongoja estar en reposo, si eso nos ayuda a que crezcas y permanezcas en un ambiente que te haga bien (es decir, que aumentemos el líquido que te rodea). Me han dicho que 1 o 2 semanas serán suficientes para que puedas nacer con bien. Actualmente tienes 35 semanas y media: aún serías una bebé prematura.

Mi consuelo ha sido pensar que Dios está presente en nuestras vidas. Un libro que me prestó tu papá me ha ayudado mucho a mantener la esperanza (“El Regreso del Hijo Pródigo: Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt” del P. Henri Nouwen). Me queda claro que si Él ha permitido que llegues tan lejos es por algo. Muchas personas me han dicho que seguramente tienes una gran misión con nosotros. Al menos en mí has logrado bastante, y seguirás haciéndolo. Tú papá también ha cambiado desde que supo que venías en camino. Confío en que Dios sabe cuándo, cómo y por qué nacerás. Te he puesto en sus manos, constantemente le repito que estás consagrada a Él. Por eso estoy segura de que sobrevivirás a cualquier obstáculo que tengamos que atravesar para que puedas descansar finalmente en nuestros brazos.

Me da un poco de miedo de que vayas tener que pasar muchos días en el hospital, porque no quiero estar lejos de ti, y si estás muy delicada a duras penas nos dejarán tocarte. Por eso es importante que esperemos lo más que podamos para que nazcas, porque cada hora en mi vientre es menos tiempo de terapia intensiva para ti. Juro que te cuidaré lo mejor que pueda estos días.

Te amo con todo mi corazón, pequeña. Es impactante cómo has logrado que mi vida cambie tanto, y cómo logras que pase tanto tiempo al día pensando en ti. No cesas de aparecer en mis oraciones. Me cuesta trabajo creer que ya estamos a punto de terminar este camino, para comenzar uno nuevo: en menos de 1 mes estarás con nosotros.

Muero por abrazarte y besarte. Gracias por todo.

Tu mamá

domingo, 5 de agosto de 2012

Carta de Héctor


Aquí está la carta, Nerea, resaltando algunos pasajes que claramente están hablando de ti. Te amo.

19/07/12

Querida Gina, querido Manuel

Les escribo apenas, esta humilde carta con todavía más sencillas palabras, en razón a la noticia que me compartieron aquella tarde de viento salvaje y de amenaza de lluvia, misma que les agradezco en el alma por la confianza y el sentimiento que les llevó a compartírmela los dos. Sin trabas y sin miedos. Ha pasado ya una semana desde entonces y francamente, sigo sin creerlo. No me asusta, ya se los dije, simplemente es que hay noticias en esta vida que llegan en el momento más adecuado y en el menos esperado; noticias que traen esperanza a un corazón dolido, a un cuerpo cansado, una capacidad del asombro que se ha visto dañada por lo negativo de ajenos. Sí, esa noticia me iluminó la vida de una forma increíble. Resulta que me siento vacío, insatisfecho, con muchas dudas sobre muchas cosas; siento, a veces, cómo la vida se va en un inocente suspiro. Esa es la vida del poeta, del filósofo, del actor, de aquel hombre que se ha desvivido por vivir y que solamente ha encontrado soledad, misma que le ha brindado amigos sensacionales y que por ellos, dicha vida, vale la pena ser vivida incontables veces.

Confieso ante ustedes que aunque he vivido lo mejor posible, que aunque no hay día que no me vean sonriendo y que aunque busque dar una imagen de dicha, paz y plenitud, muchas veces ni siquiera yo me la creo. Me falta vivir demasiado, me falta morir en algunas cosas y dar paso hacia un futuro que me tendrá algo, distanciado, de este mundo que tanto amo. Me he acabado la tinta de mi pluma en poesías a la vida, al amor, a la fe y al hombre, y sucede que no encuentro un repuesto. O quizá, es que no quiero encontrarlo.

Cuando me dijeron lo de la bebita, algo sucedió. Me quedé sin palabras, como pudieron haber notado, cosa que es difícil ver en mí, Manuel lo sabe mejor, yo no puedo estar sin hablar o estar pensando, hablo mucho y pienso de más. Dicen que eso es distintivo en mí, y quizá sea cierto, sin embargo, eso pasó y yo me ahogué con la sorpresa. ¿Motivos? Son muchos, quizá algunos que pacten con cosas que no entiendo y que no entenderé en mucho tiempo. Me llenó de mucha alegría porque, como ustedes saben, siempre he puesto la felicidad de mis amigos antes que la mía, siendo así un puente entre ambas esperanzas. Pero, ¿qué decir de mi conocido, de mi amigo, de mi hermano? Manuel, sabes bien que desde que nos conocimos aquella oscura mañana de agosto del 2000, hasta la fecha, ocupas en mi corazón el lugar que es solamente merecido por quien la vida da por mí, por quien se preocupa antes que yo por mí, un lugar que hace de todo mi corazón un espacio de amor, de amistad, de ejemplo, de vida. Lo que sentí al escucharte, viendo tu mirada tan llena de emoción y sentimiento, me hizo llorar por dentro. Lágrimas tan sinceras que mi corazón, mis ojos, mi alma, no sabían qué hacer al respecto. Y es que, para mí, Nerea, representa una nueva obligación de mí para ti, así como para Gina, de verla crecer en un mundo que a mí y a muchos más, se nos negó. En mi infancia jamás conocí dolor alguno, en mi juventud, el mundo me duele porque no puedo evitar que sufra tanto. Esa responsabilidad, es de amor hacia la hija de alguien que me dio el amor de un amigo y que me abrazó con amor de un hermano. Yo debo procurar dar lo mismo y si puedo, todavía más.

Gina, cuñadita, igual para ti algunas palabras quiero dedicarte, ya que, aunque te conozco muy poco a comparación de Manuel, te debo un agradecimiento por hacerlo tan feliz. Desde que te conocí, supe que eras para él y él para ti, había un aura divina que los cubría y los protegía. ¿Sabes por qué soy como soy? Porque con gente como ustedes, me siento a gusto. Yo quizá no sea más que un ayer perdido en un hoy que se niega a ser mañana, pero soy lo que tengo que ser para no ser lo que tanto me lastima. Soy un poeta, a veces, soy nada más un caminante que, a primera impresión, parece vagabundo, mismo que camina hacia cualquier lado. Creo que en ti, querida Gina, encontré a quien puede estar todavía más con Manuel, ya que, seamos justos, la amistad encuentra siempre la limitante tiránica de la distancia, y aunque hoy en día hay medios para evitarlo, no podemos negar que no es lo mismo estar con uno a lo lejos que estar con uno a lado. Y ahora, con la llegada de Nerea, siento que los lazos serán más fuertes y qué bueno que así sea. Dios a veces, si no es que siempre, actúa de formas tales que nos dejan con demasiadas dudas, mismas que se vuelven conflictos existenciales, que nos roban el aliento y nos dejan temerosos, sin embargo, y estoy convencido de ello, siempre hay una razón llamada amor que alienta y justifica nuestro andar ante tales acciones divinas. Cuando vean por primera vez a la bebita, sonrían como nunca lo han hecho, lloren de alegría, contágienla de amor desde la primera caricia y denle la bienvenida a un mundo posible. 

Sé que vendrán cosas que serán difíciles de vivir ahora en esta nueva realidad suya, no desesperen, antes bien crezcan en amor y esperanza, inspírense para ser mejores cada día, sean ejemplo de vida, luchen juntos, jamás se separen. Descubran la dicha de vivir sonriendo, de enfrentarse al mañana cuando decida llegar, sin miedo, con la frente en alto, unidos de las manos y con fe que es recompensada por Dios con fuerza y sentimientos que nos hacen levantarnos de cualquier situación. Háblenle a Nerea, no de lo que es ahora, sino de lo que puede llegar a ser, inviertan su tiempo en la formación, no solamente católica, sino en una formación humanista que le conceda las herramientas necesarias para que un día, un excelente día, nos mire a quienes estaremos junto a ella mientras Dios nos lo permita, y nos termine dando el ejemplo que algunas vez fuimos para alguien más.

Sin más qué decir, solamente les digo: Los quiero, a los tres, son mi familia que no tuve, el hermano esperado, la cuñada querida y la bebita que porta en su frente la luz de esperanza para un mundo perdido en las tinieblas del olvido. Sean lo que son y así, el Amor, que es Dios, sabrá estar con ustedes. 

Les mando un fuerte abrazo.
Los quiero.

Siempre con ustedes…

Héctor Chávez Pérez